Usaban toldos, construidos con palos cubiertos de pieles de guanaco, fáciles de armar y transportar, adaptados al modo de vida cazador-recolector. También se refugiaban en abrigos rocosos y cavernas. El grupo estaba integrado por bandas de familias emparentadas. El equipamiento constaba de un toldo, cestas e instrumentos en hueso, madera, concha y piedra.


Restos de este período se han encontrado en el cordón de Chacabuco: La Ñipa (Tiltil) y en la precordillera andina: Los Llanos (estero Arrayán, Las Condes).


 

Las viviendas eran distintas a las de hoy. Las casas eran un entramado de palos y paja, recubierto con barro o arcilla, conocido como quincha, con un único ambiente de forma circular u oval. En su interior había un fogón y espacios para cocinar con diversos utensilios y también un lugar para tejer, dormir y almacenar productos (en grandes contenedores de cerámica). Generalmente, se agrupaban en caseríos de 10 ó 12 viviendas.


El tipo de familia era la familia extensa o consanguínea, formada por dos o más generaciones emparentadas entre sí.


En Santiago se han encontrado restos de este período en: Avenida Ossa 1100 (La Reina); Guanaco Bajo (Conchalí) y en sus alrededores: El Molino (Tiltil); Colina Norte 1 (Colina); Bateas Oriente 1 (Tiltil) y Romeral de Lo Herrera (San Bernardo).


 

"Si observamos la forma como se habita hoy, podemos reconocer dos tendencias que nos diferencian de cómo se habitaba antiguamente. Hay mayor densidad de casas y preferencia por vivir en edificios. Existen variados tipos de vivienda y materiales utilizados.


El tipo de familia también ha cambiado: predomina la nuclear, consistente en un grupo formado por una pareja, sus hijos no casados (si los hay), o por un adulto y sus hijos. "